Desde las primeras civilizaciones presentes en la isla, numerosos pueblos se han ido turnando en la ocupación de su territorio. A una primera etapa de civilización primitiva, que se le supone venida de la península, siguió otra muy brillante durante la Edad del Bronce, conocida como talayótica, caracterizada por construcciones megalíticas similares a las de Mallorca, Cerdeña o Malta, si bien con algunos elementos originales como son las taulas.

 

A las visitas de fenicios a la que llamaban Nura (Tierra de Fuego) y griegos de forma pacífica para establecer vinculos comerciales siguió la de los cartagineses con distinta actitud. Desembarcaron a las órdenes de Magón, hermano de Anibal y reclutaron a la fuerza a los míticos honderos (Foners), mercenarios cuya habilidad lanzando piedras con el uso de la honda, los convirtió en protagonistas destacados en las guerras púnicas. Los cartagineses fundaron, en el siglo VII a. C. los enclaves de Jamma, actual Ciutadella, y Magon = Magonis = Mahón (nombre catalanizado actual: Maó). La cultura talayótica perduraría en Menorca más allá de que Quinto Cecilio Metelo (que recibiría más tarde el sobrenombre de Balearicus), conquistada la isla para la república romana en el año 123 a. C. (junto con el resto de las Baleares).

 

En el año 427 la isla vivió la conquista de los vándalos. Es de suponer que Menorca se convirtió en territorio bizantino a la caída del reino vándalo, conquistado por Belisario. En cualquier caso, siguen siglos de oscuridad y aislamiento, en los que la isla fue atacada por normandos y árabes.

Los árabes no se asentaron definitivamente en Menorca hasta el año 903, en que fue conquistada y unida al Califato de Córdoba. A pesar de la tardía conquista, la islamización de la isla fue intensa. En 1232, tres años después de la conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador, la Menorca musulmana se hizo tributaria de la Corona de Aragón, permaneciendo con una importante autonomía medio siglo más.

La isla fue conquistada por Alfonso III de Aragón el 17 de enero de 1287 (ésta es la razón de que el 17 de enero sea el día de Menorca), el cual procedió a la deportación y venta como esclavos de la población musulmana que residía en la isla y su repoblación con colonos catalanes.[1] Su sucesor Jaime II el Justo se la cede a Jaime II de Mallorca tras el tratado de Anagni (1295), pasando a formar parte del Reino de Mallorca. En 1343, Pedro el Ceremonioso arrebata Menorca al rey de Mallorca, Jaime III (paso previo a la propia desaparición del reino, anexionado a la Corona de Aragón).

 

La Menorca de la corona de Aragón se benefició del esplendor marítimo y comercial de dicha corona, pero a partir de finales del siglo XIV, la isla experimenta un drástico proceso de despoblación y decadencia económica. Este proceso alcanzó cotas alarmantes en los siglos XV y XVI, debido a una pluralidad de motivos. Fundamentalmente las luchas sociales entre el campesinado y la aristocracia, similares y coetáneas a las Germanías del reino de Valencia y de Mallorca o a las de la revuelta catalana contra Juan II. También influyeron los ataques otomanos, que saquearon y destruyeron Maó (1535, por el corsario otomano Aruj, gobernador de Argel para la Sublime Puerta así como hermano del que fue el almirante otomano Jeireddín Barbarroja) y la entonces capital Ciudadela (1558, por el corsario otomano Piali), lo que amenazó con la despoblación casi absoluta de la isla.

Invadida por los británicos en 1708 durante la Guerra de Sucesión Española y recuperada oficialmente a raíz del Tratado de Utrecht, fué durante setenta años una dependencia británica (y el puerto de Mahón una base naval británica en el Mediterráneo) en el siglo XVIII. La presencia británica impulsó la economía de la isla y la ciudad de Mahón se convirtió en un centro comercial y de contrabando de primer orden en el Mediterráneo. La influencia británica se puede apreciar en la arquitectura local. Por el contrario, Ciudadela, sede episcopal y donde residía la mayor parte de los propietarios terratenientes y nobleza local, vivía una realidad distinta.

 

Durante la Guerra de los Siete Años, Menorca fue tomada por Francia (1756). Sin embargo, por el Tratado de París (1763) Gran Bretaña ganó el control de la isla. Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, que también involucró a Francia y a España, fuerzas franco-españolas derrotaron a las fuerzas británicas y recuperaron la isla el 5 de febrero de 1782; con tal motivo, cada año se celebra la festividad de la Pascua Militar, que se instituyó aquel año, bajo el reinado de Carlos III, como expresión de júbilo por la recuperación de la isla de Menorca, entonces en manos de los ingleses. Fue otra vez invadida por los británicos en 1798, durante las guerras contra la Francia revolucionaria. Fue entregada a España final y permanentemente en virtud del Tratado de Amiens en 1802. La pujanza marítima de Mahón se prolongó durante los primeros años del siglo XIX, aún después de revertir a dominio español.

Durante la Guerra Civil Española, Menorca permaneció fiel al gobierno de la República, en tanto que Mallorca se unía al bando nacional. El brigada republicano Pedro Marqués, tras conseguir que el General Bosch rindiera el mando de la isla, se erigió en la máxima autoridad militar de Menorca y fue el responsable de las matanzas realizadas durante el 2 y 3 de agosto de 1936 en la fortaleza de la Mola de Mahón, en las que se asesinó al jefe de esa penintenciaría militar, el Tte. Coronel Rafael Perelló Cerdó y a un centenar más de mandos militares, apresados los primeros días de la sublevación. También durante su mandato fueron asesinados otros muchos civiles y clérigos afectos al bando nacional, entre ellos el sacerdote Joan Huguet. Esta situación pudo ser controlada, en septiembre de 1936, con el nombramiento por el gobierno republicano del teniente coronel de Artillería José Brandaris de la Cuesta como Gobernador Militar de Menorca. El brigada Marqués sería fusilado por los nacionales tras la toma de la isla.

 

Durante la guerra, se desarrollaron combates en la isla como la Batalla de Menorca en 1939 y un bombardeo a cargo de la aviación italiana. Al final de la guerra en 1939, la marina británica supervisó una transferencia pacífica de poder en Menorca y procedió a la evacuación de algunos refugiados políticos.